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El Papa Francisco, pide a la Iglesia, defender la vida de los que no pueden defenderse.

En la catequesis por la mañana, este miércoles 25 de marzo, el Santo Padre, a propósito del día de la Encarnación de Nuestro Señor, y del día del Niño por Nacer, nos ha dejado estas emotivas palabras de vida:

"La vida que estamos llamados a promover y defender no es un concepto abstracto, sino que siempre se manifiesta en una persona en carne y hueso: un niño recién concebido, una persona marginada pobre, un paciente solitario y desanimado o en un estado terminal, alguien que ha perdido su trabajo o no puede encontrarlo, un migrante rechazado o encerrado..."

Acompañado, como hace días, por solo un puñado de sacerdotes, que fungen como traductores en varias lenguas, del mensaje catequético, el Papa Francisco nos ha recordado la Encíclica Evangelium Vitae, de San Juan Pablo II, en donde cita:

“Nos enfrentamos a nuevas amenazas y nueva esclavitud, y las leyes no siempre protegen la vida humana más débil y vulnerable…El mensaje de la Encíclica Evangelium vitae es, por lo tanto, más relevante que nunca.”

También resalto, la importancia del Anuncio evangélico, en este tiempo de enfermedad:

El vínculo entre la Anunciación y el 'Evangelio de la vida' es cercano y profundo, como lo destacó San Juan Pablo, en su Encíclica. Hoy nos encontramos, relanzando esta enseñanza en el contexto de una pandemia, que amenaza la vida humana y la economía mundial".

"El Evangelio de la vida está en el corazón del mensaje de Jesús. Acogido con amor por la Iglesia todos los días, debe anunciarse con valiente fidelidad como buenas noticias para los hombres de todas las edades y culturas. Como cualquier anuncio del Evangelio, esto también debe ser ante todo testigo. Y pienso con gratitud al testimonio silencioso de muchas personas que, de diferentes maneras, están haciendo todo lo posible para servir a los enfermos, los ancianos, los que están solos y los más desamparados. Pusieron en práctica el Evangelio de la vida, como María, que, después de aceptar el anuncio del ángel, fue a ayudar a su prima Isabel, que lo necesitaba”.

A su vez, recalco, el papel materno y protector, de la Iglesia Católica, ante toda vida humana:


Todo ser humano es llamado por Dios para disfrutar la plenitud de la vida; y confiando a la preocupación materna de la Iglesia, toda amenaza a la dignidad y a la vida humana no puede dejar de tener repercusiones en su corazón, en sus entrañas maternas.”

Luego, hizo un llamado a ser valientes, como San Juan Pablo II, y no dejar de testimoniar, la sacralidad de cada vida humana:

“Queridos hermanos y hermanas, cada vida humana, única e irrepetible, se aplica a sí misma y constituye un valor invaluable. Esto siempre debe anunciarse nuevamente, con la parresia de la palabra y el coraje de las acciones. Esto requiere solidaridad y amor fraterno para la gran familia humana y para cada uno de sus miembros. Por lo tanto, con San Juan Pablo II, reafirmo con renovada convicción el llamado que hizo a todos hace veinticinco años: "¡Respeta, defiende, ama y sirve la vida, cada vida, cada vida humana! ¡Solo en este camino encontrarás justicia, desarrollo, libertad, paz y felicidad! " (Enc. Evangelium vitae, 5) ".

Al final de su mensaje, en español, el Papa dijo: «En estos momentos en que toda la humanidad está sufriendo a causa de la pandemia, les exhorto a implorar la protección de la Virgen María», así como «la intercesión de San Juan Pablo II, para que toda vida humana sea valorada, respetada, defendida y amada; así se hallará justicia, paz y felicidad».

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